Ir al contenido principal

Rep - Protejamos los bosques

Me encanta el olor que emana al abrir un libro nuevo. Me gusta hojear periódicos y revistas. Disfruto garabateando cualquier cosa o escribiendo en un papel. Soy informático y claro que he pensado en un futuro sin papel... pero es un futuro que me horroriza porque quizá signifique un mañana sin bosques en el que tendremos que ver los árboles en fotos o en lugares especiales donde mantendrán, en un efimero equilibrio, los escasos ejemplares vivientes que resten.

Por apocalíptico y exagerado que pueda sonar el párrafo anterior, el hombre dirige sus pasos inexorablemente a ese evento final y terrible en que el último bosque desaparecerá. Y el día que muera el último árbol, los restos del espíritu humano morirán con él.

Para cambiar la situación, debemos cambiar. Sí. Tenemos que dejar de pensar en aquellas palabras del Génesis según las cuales Dios nos concedió ser poco menos que reyes de cuanto nos rodea. Quizá fuera verdad que Dios nos otorgó esa potestad, pero no en el sentido que nosotros pensamos: que podemos hacer lo que nos parezca con la naturaleza y con Gaia. No, Dios nos puso arriba para que cuidásemos del resto de su creación. Quizá ese día se nos puso un peso demasiado grande sobre nuestros hombros. Pero así debieramos considerarnos. Guardianes de Gaia, del mundo natural. Todo en ese mundo está interconectado de sutiles formas que raramente llegamos a comprender. En cualquier caso, el daño que hacemos tendrá como receptor final el hombre mismo. Ya es hora de que despertemos, seamos conscientes de nuestra condición de hermanaje con el resto de seres que pueblan y habitan este mundo junto a nosotros. Que paremos en nuestro modo de proceder egoísta en cierta medida impuesto por el sistema social cuya podredumbre arrastramos como cadenas.

No siempre las culturas y las sociedades fueron tan ignorantes como lo somos ahora, como lo es la occidental. Nuestros antepasados fueron más sabios de lo que pensamos. Para muestra de ello, transcribo la contestación del pueblo indio (americano) a las pretensiones del hombre blanco con sus tierras:

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Es España una Democracia?

Introducción Muy buenas. Hace ya algunos días que publiqué un audio sobre este tema titulado "Las Reglas del Juego", haciendo referencia al juego político, y últimamente había tomado por costumbre escribir una entrada en el blog para cada episodio de Reality Cracking , aunque en esta ocasión me limité a copiar la descripción. Y tenía pendiente un tratamiento más serio del tema. Porque uno de los defectos de mis audios es que suelo improvisarlos partiendo de una idea que tengo en la cabeza. A veces hago una lista con las cosas que preveo mencionar en el audio, pero eso es todo. Acepto que queda muy bien en la radio cuando la locución es perfecta y las ideas se presentan prístinas ante nuestros oídos, pero a mi no me gusta nada leerle al micrófono lo que dice en un papel. Quizá se deba a que, dado lo mal comunicador que soy, las veces que he hecho experimentos de ese tipo ha quedado muy poco natural. En resumen, por unas cosas o por otras, suelo improvisar. La

Castillo de Houska, entrada al Infierno

Desde la antigüedad existe la creencia de que algunas estructuras hechas por el hombre se erigieron sobre puntos de acceso al Infierno. Se hablaba de demonios de los niveles inferiores que solían brotar al exterior por esos lugares para atormentar a la vecindad. Hoy día tendemos a pensar que todo aquello solo fue superstición, pero a lo largo de la historia algunas personas han dedicado mucho esfuerzo y tiempo en tapar estas puertas del infierno por medio de costosas construcciones que en muchos casos después fueron raramente utilizadas por ser motivo del padecimiento y espanto de sus moradores.  Hoy viajamos al antiguo Reino de Bohemia, en la actual República Checa, donde a mediados del siglo XIII el rey Ottokar II mandó levantar una fortaleza sobre un gran agujero tan profundo y tan oscuro, que no se veía el fondo.  Houska fue ideado como un centro administrativo desde el cual gestionar el ingente patrimonio real. Extrañamente, está situado sobre un alto peñasco que parece estar en m

La realidad del discurso único

Llevaba bastantes años sin ver la tele. Pero lo que se dice sin ver la tele nada de nada, salvo momentos puntuales, cuando por algún motivo entraba en una habitación donde algún familiar estaba viendo la tele y podía dedicar esas escasos miradas a la pantalla durante mi paso por la habitación. Fácilmente esta situación de servidor sin ver la tele sucede desde 2005. Quizá incluso desde antes.  Vivía yo muy feliz de esta guisa, sin preocuparme de las estupideces que se vertieran en la tele. Y sobre todo sin tragar anuncios. Pero, hete aquí que cae uno enfermo de un virus intestinal que lo deja para el arrastre durante varias semanas y no tiene uno ganas de hacer nada y para colmo hace tanto calor que no apetece exponerse al calor adicional de encender el ordenador. Es entonces cuando empiezas a ver de nuevo la tele y aceptas sin demasiadas reticencias debido a la situación, de nuevo ver anuncios y programas con continuas interrupciones absurdas con anuncios repetitivos. Esta