El cambio climático en realidad no les importa a las élites en absoluto. Para comprenderlo basta con observar el mundo actual. Sin esforzarse mucho, inmediatamente surgen contradicciones evidentes que no permiten llegar a otra conclusión. Si has comprado el rollo del "clima cambiático", no te queda otra que aceptar que no se trata realmente de salvar el planeta sino de una maniobra para controlarte. Aquí se trata de que la plebe no pueda librarse nunca de la exclavitud inherente de su condición de pobre con trabajo y de que acepte ciertas condiciones de subyugación todavía más humillantes y abusivas. Mientras, algunos se lucran gracias a grandes reservas del erario público que van destinadas a financiar una supuesta agenda sostenible que no es más que una excusa para hacer más ricos a los de siempre.
Contradicciones que sorprenden
Es razonable que una puta camiseta recorra miles de kilómetros desde Asia hasta Europa o EEUU para finalmente acabar en tu armario. Es totalmente normal que esa naranja que tomaste de postre haya sido cultivada en Marruecos o en Tombuctú y que tenga más kilómetros que tu coche de 20 años. La moda saca cada vez más temporadas al año para vender cada vez más. Todo se fabrica en lugares muy distantes de donde se termina usando y necesariamente se contaminan los ríos de lugares remotos, gracias a que en esos lugares no hay leyes para proteger el medio ambiente. Luego esas prendas terminan en Ghana llenando de microplásticos el mar y contaminando extensas áreas. Pero nadie lleva la cuenta de la huella de carbono de la ropa desde que fabrica hasta que termina en el vertedero de África.
Hundidos a impuestos
Tu coche diésel de 20 años contamina mucho. A nadie le preocupa que no hayas podido reemplazarlo por uno nuevo hace tiempo debido a que te mantiene ahogado la presión fiscal y la inflación desbocada, fabricada por los bancos centrales que generan dinero y deuda al mismo tiempo como si no hubiera un mañana. Si no tuvieras que trabajar hasta agosto para pagar esos impuestos "sacasangres", posiblemente hubieras podido permitirte un coche nuevo con un motor mucho más eficiente y que contamine menos, aún sin entrar en la trampa del coche eléctrico.
El coche eléctrico que no tendrás
Porque, claro, te venden que el futuro es el coche eléctrico, pero no te explican que para extraer el litio y el cobalto que requieren las baterías, se necesita mucha agua y se contamina muchísimo. Tampoco te dicen qué pasará con tu coche cuando la batería ya no sirve. Si hasta ahora temblabas a la hora de cambiar la correa de distribución, ya me contarás cuando te enteres de que la batería va prácticamente atornillada al chasis en muchos modelos. ¿Qué van a hacer con las baterías usadas? Reciclarlas no parece muy factible. ¿Enterrarlas como hacen con las piezas de los aerogeneradores cuando terminan su vida útil después de haber asesinado a montones de aves protegidas y dejar los montes que parece que haya pasado Vlad "el empalador"?
La realidad tras la idea del coche eléctrico es que solo los ricos tendrán coche en el futuro. Tú tendrás que usar el transporte público, la bicicleta o el patinete eléctrico. Y eso es todo lo eléctrico que vas a tener para moverte.
Sembrar el campo de cristal. Muy lógico
¿Qué pasará con esas placas fotovoltáicas cuando, al cabo de algunos años, haya que reemplazarlas? ¿Cuánto contamina hacer miles de ellas para sembrar los campos que antes ocupaban olivos centenarios? ¿Acaso eso no es también deforestar? ¿Cuántas dehesas estamos dispuestos a ver reemplazadas por campos de paneles solares? ¿Cómo afectará eso a la vida natural? ¿Al medio ambiente? ¿Cortar árboles libera carbono? Siendo el carbono el gran culpable del calentamiento global, o así nos lo han vendido, ¿esas actividades no incrementan la cantidad de carbono libre? Para hacer paneles solares se extraen minerales causando un daño al planeta en el proceso. ¿De verdad esos minerales se van a reutilizar cuando los paneles ya no sirvan o esten anticuados? La verdad es que responder a estas preguntas no les preocupa en absoluto a los poderosos.
Y llegamos a los pedos de las vacas
Es perfectamente tolerable importar soja de Brasil para alimentar al ganado. Poco importa si allí se deforesta el Amazonas a consecuencia de esos cultivos. Para eso no computan tampoco la huella de carbono ni la energía consumida en traer toda esa producción a España. En cambio, andan preocupados por los pedos de las pobres vacas. De hecho están invirtiendo dinero en generar unos piensos con los que estos pobres animales tengan menos "emisiones". Las vacas al menos dan leche, queso, carne. Abonan el campo. Y por otra parte tienen el mismo derecho a existir que nosotros. Considerando lo que nos dan a cambio, ¿qué coño importa que se tiren pedos? En cambio se están gastando ingentes cantidades de energía y agua para que cuatro mediocres desde su casa le pregunten gilipolleces a la IA.
¡Tú tienes la culpa!
Ah, pero a ti te miran mal si pretendes viajar al trabajo tú solo en tu coche. No te permiten meter tu sucio coche contaminante en el centro de la ciudad. Te piden que gastes poca agua cuando te duchas. Cuidado con abusar del aire acondicionado en verano o pretender vivir calentito en invierno. Te van a obligar a tomar un tren en lugar de un vuelo, a pesar de que el tren tarde cinco veces más en hacer el mismo trayecto.
El presi seguirá yendo hasta a mear en el Falcon y los de la cumbre del clima no van a acudir en bicicleta o en el metro. Irán cada uno con su avión privado que gasta más en un solo viaje que tu coche en todo un año.
¡You are the only savior!
En definitiva, el peso de salvar al mundo lo van a depositar en nuestros estrechos hombros exclusivamente. Los ricos y poderosos seguirán haciendo "business as usual" sin mirar lindes ni polladas de sostenibilidad. La sostenibilidad de la que estamos hablando es la del yugo sobre tus costillas. La ley del embudo: lo estrecho pa ti y lo ancho pa ellos.



No hay comentarios:
Publicar un comentario