Hace poco os hablaba del gestor de contraseñas de terminal pass en el siguiente vídeo:
Este programa permite almacenar contraseñas en una estructura de árbol todo lo compleja que queramos, y recuperarlas después de forma fácil y segura. Las contraseñas se almacenan en archivos cifrados con GnuPG por lo que es muy seguro. En realidad se pueden utilizar claves de 4096 bits si se desea. Con este programa ya no será necesario poner las contraseñas directamente en nuestros archivos de configuración, por lo que añadimos un nivel de seguridad más para el caso de que alguien consiga colarse en nuestro ordenador. En el vídeo explico todo lo necesario para instalarlo, configurarlo, creación de claves, etc. Así que no creo necesario volver a explicarlo aquí.
Estoy escribiendo este artículo porque esta semana me surgió un problema. Ahora mismo estoy utilizando pass solo para guardar las contraseñas que uso en mutt, ese magnífico cliente de correo electrónico de consola; y claro, abro quizá dos o tres veces al día mutt y cada vez me aparece la ventana pidiéndome la consabida contraseña para descifrar las contraseñas. Después de aproximadamente un mes de uso de pass, ese paso previo se me estaba haciendo pesado, y entonces fue cuando me di cuenta de la presencia de un control "recordar contraseña". Pues bien, ni corto ni perezoso, y aún sabiendo que me estaba cargando parte de la seguridad de mi correo (evidentemente alguien que tenga acceso a mi PC podría ver el correo, aunque no apoderarse de mi cuenta, porque la contraseña no la sabría), lo marqué. Y yo pensando que a partir de ese momento funcionaría sin la ventana, me topé con una sorpresa cuando al rato volví a comprobar mi correo y vi que mutt me preguntaba por la contraseña de mi buzón.
Hice pruebas con pass y entonces fue cuando vi el error. Era algo así como "no hay clave secreta". Con la pereza natural del técnico en su casa, he estado tres días metiendo la clave a mano, lo cual por otra parte, es una opción. Pero hoy me he hartado y he decidido tomar cartas en el asunto. He empezado buceando entre los cientos de archivos de configuración de mi carpeta personal y dentro de .config, con su plétora de rastros de programas que alguna vez han existido en el extraño mundo interior de mi PC. Tras un rato de intentos infructuosos por localizar el maldito archivo conf, me he detenido un momento y me he dicho: "esto no puede ser tan difícil". Y en efecto no lo era.
La ansiada solución
La ansiada solución
Abres "Contraseñas y claves", cuya localización ha aparecido en el menú de inicio de Linux Mint al escribir "key", pero también vale "clav" o "contr". Una vez dentro nos vamos a la primera sección, llamada "Inicio de sesión". Ahí nos aparecerán unas cuantas entradas. En mi caso son muchas, porque ahí se almacenan claves cada vez que aceptamos una, ya sea por SSH, o por cualquier otro sistema seguro que requiera de claves GPG. La cosa es buscar una que empiece por "GnuPG:", hacer clic sobre ella con el botón derecho y en borrar. Tras esa sencilla acción pass vuelve a la normalidad y todo arreglado.
Conclusión
A pesar de este problema y de otros muchos con los que me he enfrentado, la vida en GNU/Linux merece la pena. No importa si controlas mucho o poco. Nadie conoce siempre todas las soluciones y quizá a veces los problemas tarden en solucionarse, pero siempre se sale de ello aprendiendo algo y eso es muy bonito.
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